El cutivo del ajo

El ajo pertenece a la familia de las liliáceas, como la cebolla y el puerro.

Es un  cultivo de invierno, resiste muy bien el frío, llegando a soportar temperaturas de hasta  -8º C.
Aunque,  si ya se encuentra en fase de crecimiento vegetativo avanzado, las heladas tardías pueden ocasionarle algún perjuicio.
La siembra, mejor dicho la plantación,  ya que se utilizan los dientes del ajo que son bulbillos y no las semillas,  se realiza desde noviembre hasta mediados de enero.

El marco de plantación mínimo es de 20x15 cm, es decir 20 cm de separación entre las hileras y 15 cm entre los ajos.

La plantación consiste en introducir los ajos en el terreno a una profundidad de 4-5 cm con el germen siempre hacia arriba (el pico). Después se cubren los dientes con tierra, presionando ligeramente para compactar y conseguir así, que el diente quede perfectamente rodeado de tierra, sin huecos. Esto beneficia la germinación y posterior nascencia de la planta.
No utilices los dientes pequeños del interior de la cabeza, escoje los mas grandes y siempre los exteriores.
Las cabezas de ajo tienen que ser específicas para siembra, ya que si utilizas las que se venden en super o fruterías, es posible que te quedes sin producción.

No requiere un suelo fértil ni muy trabajado, se adapta bien a cualquier terreno.  Si bien necesita que tenga buen drenaje. No obstante,  si el terreno es muy ligero le vendrá bien añadir materia orgánica (estiércol, compost, etc),  2-3 meses antes de la siembra,  para mejorar la producción.

El cultivo del ajo requiere poca agua, recién plantados les damos el primer riego y si el tiempo es seco, una semana después otro ligero para provocar la germinación de los dientes que no lo hubiesen hecho con el primer riego.
En adelante, los riegos se darán cada 2 - 3 semanas dependiendo de la climatología de la zona. Llegando la primavera, las temperaturas van subiendo y el riego tiene que ser mas frecuente, si no hay lluvias con uno semanal es suficiente. Y cuando se aproxima el tiempo de la cosecha se interrumpe el riego 3 semanas antes de recolectar.
Si geográficamente la zona es húmeda y lluviosa apenas habrá que regar el cultivo.  

                                           ajos, tres meses después de la plantación

Durante el desarrollo del cultivo conviene escardar (eliminar malas hierbas) para que no compitan por los nutrientes y a la vez se suelta la tierra, para favorecer el crecimiento del bulbo.

Poda o eliminación del escapo floral  (tallo floral). En la fase final del cultivo aparece este tallo entre las hojas, conviene cortarlo cuando mide entre 10 y 15 cm para que no consuma nutrientes y el bulbo pueda terminar bien su fase crecimiento. Después de cortar los escapos florales llega la hora de cortar también el riego y 3-4 semanas después las hojas ya estarán secas y la cosecha lista para ser recogida.

Una vez extraídas las cabezas de los ajos, interesa dejarlas al sol durante un par de días para que pierdan la humedad y se conserven por mas tiempo.
                                                                                                                                    
El ajo es un cultivo rústico y prueba de ello,  es que plantea pocos problemas en lo que refiere a plagas y enfermedades. No obstante, conviene observar el desarrollo del cultivo por si fuera necesario algún tipo de tratamiento, ya que, pueden verse afectados por hongos como el mildiu, roya o botrytis. Y también por insectos como el gorgojo y la mosca de la cebolla.
Normalmente, si administramos con carácter preventivo azufre, cobre, o cola de caballo para los hongos y algún insecticida ecológico, como el aceite de Neem, en un par de ocasiones durante su desarrollo vegetativo, nuestros ajos gozaran de buena salud hasta la cosecha.