viernes, 30 de junio de 2017

El cultivo de la berenjena

La berenjena pertenece a la familia de las solanáceas, como el tomate, el pimiento y la patata.
Es una planta de clima cálido.  Necesita temperaturas altas para prosperar bien, incluso más que el pimiento o el tomate y soportan  perfectamente olas de calor con temperaturas entorno a los 40º-42º.
La berenjena demanda mucha luz para desarrollarse correctamente, entre 8 y 10 horas diarias, de manera que es importante reservarla un lugar de cultivo muy soleado y luminoso.
Con pocas horas de luz o cuando los días van acortando (final del verano) puede ocasionar malformación en los frutos.

La siembra se realiza entre los meses de marzo y abril en invernadero o lugar protegido, cuando llega mayo que las plántulas ya han crecido y las temperaturas son más suaves se trasplantan a su lugar definitivo de cultivo en el huerto.


                                                       las plantitas recién trasplantadas

También podemos optar por el trasplante directo, sin siembra, adquirimos las plántulas en viveros o mercadillos y  las trasplantamos a su ubicación definitiva cuando no haya riesgo de bajas temperaturas o heladas.

El marco de plantación mínimo es de 50x50 cm, es decir, que entre una planta y otra no haya menos de 50 cm.  Si las plantamos a menos distancia, cuando desarrollen su parte aérea estarán pegadas unas a  otras por falta de espacio, sin dejar pasar la luz y el aire suficiente para que puedan desarrollarse en las mejores condiciones.

                                                 han pasado 2 semanas del trasplante

  La berenjena no es demasiado exigente en cuanto al suelo, dispone de un sistema radicular fuerte y profundo. Aunque agradecen y se desarrollan muy bien en un suelo fértil, mullido y con buen drenaje.
Antes de realizar los trasplantes, podemos aportar materia orgánica (humus de lombriz, compost ...) para mejorar la fertilidad del suelo.

El riego conviene que sea abundante ( sin encharcar el suelo), especialmente en el periodo de la floración y cuando los frutos se están formando. Los  riegos frecuentes y regulares para mantener el terreno algo húmedo son muy beneficiosos para la berenjena.

La poda de formación al igual que en el pimiento conviene hacerla para favorecer el desarrollo de la planta.
Consiste en ir cortando las primeras hojas a medida que va creciendo y cuando el tallo principal ramifica, se dejan de 3 a 5 tallos secundarios. A partir de esta horquilla o cruceta se siguen eliminando los brotes o chupones que vayan saliendo manteniendo solo los primeros que habíamos seleccionado. De este modo fortalecemos el cultivo y le proporcionamos mayor ventilación y luminosidad.


                                                             aparecen los primero frutos                            

Cuando llega el deseado periodo de la fructificación y los frutos van engordando, su peso provoca que las ramas se curven hacia el suelo y puede que alguna berenjena apoye en la tierra (nada recomendable). Tenemos una solución fácil, entutorar, simplemente introducimos unas cañas en el suelo y sujetamos los tallos o ramas que estén cargadas con cuerda o cinta.

Las plagas que afectan con frecuencia a las berenjenas son :
Pulgones y mosca blanca, para eliminarlos de manera ecológica pulverizamos bien todo su follaje con jabón potásico y 1 hora después aplicamos aceite de Neem.  Si persiste la plaga, realizamos tratamiento químico con insecticida Imidacloprid-20%.
Araña roja, tratamiento ecológico preventivo con cola de caballo y tambien es curativo si se detecta en la fase inicial de la plaga. Si la araña no remite tratamos con insecticida-acaricida Abamectina (tratamiento químico).
Escarabajo de la patata en su fase de oruga, tratamiento ecológico con Bacillus thuringiensis ( con un par de aplicaciones bastan).

Las enfermedades que aparecen con mas frecuencia, son las provocadas por los hongos del mildiu y el oídio. Suelen aparecer cuando la temperatura y la humedad son elevadas. Preventivamente podemos utilizar cobre para combatir el mildiu y azufre para el oídio.

Ante los primeros sintomas de enfermedad administramos cola de caballo, pulverizando y lavando bien las hojas.
Si no hemos conseguido eliminar el hongo, saneamos la planta cortando las partes dañadas y aplicamos tratamiento químico con un fungicida específico (de contacto, penetrante o sistémico).




















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